Con este sobrenombre se conoció en el México colonial a un personaje pintoresco y exótico.
Decía la voz popular “ni fue china ni fue poblana”, pero el arquetipo que ella forjó ha perdurado ya tres siglos Sus trajes de fuerte colorido y la originalidad en el corte y el estilo, llamaban la atención en una sociedad que sólo tenía tres modelos en el atuendo femenino: los vistosos trajes indígenas, elaborados de algodón y bordados a mano; la vestimenta importada de España, pletórica de sedas y terciopelos para las clases dominantes, y la moda burda y ruda para las mayorías desposeídas.La revolución en el campo de la moda que inaugura la China Poblana es audaz: viste chalinas y sayas de seda de colores fuertes, toca su cabeza con peinetas y alamares hasta entonces desconocidos en la Nueva España, lleva camisa de raudas y deshilados, borda sus enaguas con sobrepuestos en chaquira y lentejuela.
imagen : http://www.mediatecaguerrero.gob.mx/wp-content/uploads/2016/12/La-China-Poblana.png
Decía la voz popular “ni fue china ni fue poblana”, pero el arquetipo que ella forjó ha perdurado ya tres siglos Sus trajes de fuerte colorido y la originalidad en el corte y el estilo, llamaban la atención en una sociedad que sólo tenía tres modelos en el atuendo femenino: los vistosos trajes indígenas, elaborados de algodón y bordados a mano; la vestimenta importada de España, pletórica de sedas y terciopelos para las clases dominantes, y la moda burda y ruda para las mayorías desposeídas.La revolución en el campo de la moda que inaugura la China Poblana es audaz: viste chalinas y sayas de seda de colores fuertes, toca su cabeza con peinetas y alamares hasta entonces desconocidos en la Nueva España, lleva camisa de raudas y deshilados, borda sus enaguas con sobrepuestos en chaquira y lentejuela.
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